Por: Torres, C: Gnatyshina, K.
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La propuesta enviada a Ucrania por Estados Unidos, que busca acceder a una parte significativa de los ingresos generados por sus recursos naturales, refleja una dinámica en la que las relaciones internacionales están profundamente influenciadas por intereses económicos y de poder. Este acuerdo, que ha sido revisado por The New York Times, sugiere un cambio en la naturaleza de la alianza entre ambos países, que inicialmente se centraba en el contexto del conflicto en Europa del Este, pero que ahora parece orientarse hacia una relación más mercantil.
El acuerdo propone que Ucrania contribuya a un fondo controlado por Estados Unidos hasta alcanzar los 500.000 millones de dólares, una cifra que supera ampliamente los ingresos actuales del país por recursos naturales (1.100 millones en 2023). A cambio, EE.UU. ofrece apoyo financiero a largo plazo para la reconstrucción posguerra, pero sin garantías de seguridad específicas, lo que ha sido una demanda clave del presidente Volodímir Zelenski. Esta situación pone de manifiesto una asimetría en la relación, donde un país con mayor poder económico y militar impone condiciones que podrían limitar la autonomía del otro.
La presión ejercida por la administración estadounidense ha sido intensa, con visitas de altos funcionarios como Keith Kellogg, enviado especial para Ucrania y Rusia, quien discutió el acuerdo con Zelenski. Aunque se eliminó una cláusula que sometía el acuerdo a la jurisdicción de un tribunal de Nueva York, persisten dudas sobre la viabilidad del pacto, dado el limitado peso de los recursos naturales en la economía ucraniana (2,5% de los ingresos presupuestarios en 2023) y los obstáculos para desarrollar nuevos yacimientos.
Este acuerdo podría redefinir la relación bilateral, pero también ha intensificado las tensiones entre Zelenski y el liderazgo estadounidense, que no ha dudado en criticar públicamente al mandatario ucraniano. Mientras Ucrania intenta equilibrar sus necesidades de seguridad en medio de un conflicto que se presenta cada vez más difícil de ganar con las exigencias económicas de Estados Unidos, el futuro de este pacto permanece incierto. Este escenario evidencia una relación en la que las dinámicas de poder y los intereses económicos predominan, limitando la capacidad de Ucrania para sostener sus objetivos en la guerra.