Por: Gnatyshina K, Torres C.
Tiempo estimado de lectura: 4 min 10 sec.
El primer debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump estuvo marcado por tensiones crecientes, ataques directos y un enfoque en temas clave como la economía, inmigración y derechos reproductivos. Harris se mostró decidida y crítica, acusando a Trump de ser una figura divisiva y de haber perjudicado al país con sus políticas. Por su parte, Trump mantuvo su estilo combativo, cuestionando la capacidad de liderazgo de Harris y acusándola de promover una agenda guerrista.
La economía, uno de los temas centrales del debate, generó intercambios intensos. Harris criticó a Trump por favorecer a los multimillonarios, mientras que él defendió su legado económico, calificándolo como "el mejor de la historia". En inmigración, ambos intercambiaron fuertes acusaciones, con Harris responsabilizando a Trump por obstruir la reforma migratoria.
En el tema de los derechos reproductivos, Harris calificó a Trump de inmoral, mientras que él defendió que la decisión sobre el aborto debe ser competencia de los estados. En cuanto a política exterior, discutieron sobre la guerra en Gaza y la invasión rusa a Ucrania. Harris criticó a Trump por ser demasiado blando con Putin, mientras que Trump acusó a Harris de ser la instigadora del conflicto.
Además de los ataques personales y las diferencias en sus propuestas políticas, el debate dejó al descubierto profundas divisiones sobre el futuro del país. Harris enfatizó la necesidad de avanzar hacia una visión más inclusiva y equitativa, prometiendo defender los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho al aborto y la justicia social. En contraste, Trump centró su mensaje en una narrativa de restauración, apelando a su base con promesas de seguridad y orden, y una dura postura sobre inmigración. Este debate no solo definió dos estilos de liderazgo, sino también dos visiones contrapuestas sobre el futuro de Estados Unidos.
Los analistas coinciden en que este enfrentamiento es clave, no solo por la cercanía de las elecciones, sino porque puede moldear el tono y los temas de los próximos meses, con implicaciones globales sobre democracia, derechos humanos y política exterior en un contexto de creciente polarización.
El debate terminó con ambos candidatos sin despedirse, dejando un clima tenso y muchas opiniones divididas.
El expresidente estadounidense y candidato presidencial republicano Donald Trump (izq.) interviene durante un debate presidencial con la vicepresidenta de EE. UU. y la candidata demócrata Kamala Harris (dch). Foto: Saul Loeb/AFP a través de Getty Images.